Margarita Salas: «España está mejorando un poco en todo pero todavía falta camino por recorrer»
Asturias
La bioquímica asturiana revolucionó la genética gracias a una técnica que puede multiplicar el ADN a partir de restos orgánicos
19 Jun 2019. Actualizado a las 20:47 h.
La bioquímica Margarita Salas (Asturias, 1938) descubrió una técnica capaz de multiplicar de forma sencilla y fiable el ADN a partir de escasos restos orgánicos. Este avance revolucionó la genética y expandió las pruebas de ADN a un sinfín de campos, como la medicina forense, la oncología o la arqueología. Por este descubrimiento, Salas -introductora de la investigación de genética molecular en España- es finalista al premio Inventor Europeo en la categoría de «Logros de toda una vida», organizado por la Oficina Europea de Patentes y que se entrega mañana jueves en Viena.
Sus décadas de estudio la llevaron a descubrir la ADN polimerasa Phi29, una enzima muy importante por su capacidad para producir copias genéticas de forma precisa partiendo de rastros diminutos, como por ejemplo, una simple gota de sangre. El descubrimiento, patentado en 1989, es el que más regalías ha aportado al CSIC, con más de seis millones de euros en los seis años que estuvo activa, de 2003 a 2009.
Salas, profesora honoraria del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha sido la primera en presidir el Instituto de España, la primera española en ingresar en la Academia de las Ciencias de EEUU y la primera científica en entrar en la Real Academia Española de la Lengua, por citar sólo algunos de sus logros.
-Todo el mundo ha visto alguna serie o película en la que la policía científica toma muestras para dar con el ADN de los autores de un crimen. Muy pocos saben que eso es posible gracias a descubrimientos como el suyo. ¿Falta cultura científica o falta mejor divulgación?
-Creo que es un poco de todo. Por una parte falta cultura científica y por otra mejor divulgación, aunque ya se está mejorando. España está mejorando un poco en todo pero todavía falta camino por recorrer.
-Su descubrimiento surgió de la investigación básica. No buscaba una aplicación practica pero la encontró de forma imprevista. ¿Cómo está en España la investigación básica?
-La investigación básica en España tiene buena calidad, pero le falta cantidad porque falta mucha financiación. Estamos bajo mínimos de financiación para investigación. Realmente estamos atravesando un periodo muy malo.
-Si pudiera pedir un deseo al nuevo Gobierno, ¿Qué le pediría?
-Que aumentase el presupuesto de investigación. Porque como bien decía Severo Ochoa, que fue mi maestro, un país sin investigación es un país sin desarrollo.
-¿Cree que la idea de que hay que invertir en investigación ha calado en los políticos?
-Creo que todavía hay que enseñarles mucho y tienen que aprender mucho para darse cuenta de que tienen que aumentar el presupuesto de investigación. Es como que nos dan casi una limosna. España todavía no se toma en serio que hay que investigar para hacer desarrollo.
-España sólo ha tenido dos premios Nobel de ciencias, el último fue precisamente su maestro, Severo Ochoa, en 1959, aunque su trabajo lo desarrolló por entero en EEUU. No es un gran bagaje. ¿Qué le pasa a la ciencia en España?
-Somos muy pocos, no hay masa crítica todavía. De eso se quejaba Severo Ochoa cuando volvió ya de mayor a España. Si somos pocos es más difícil que salga uno que pueda ser premio Nobel.
-¿Hay algún posible candidato en España a premio un Nobel?
-Se habla mucho de (el microbiólogo) Francisco Mojica, que fue el pionero en (la técnica de edición genética) CRISPR (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas, por sus siglas en inglés)
-Aunque no desarrolló posteriormente esta técnica, al ser el pionero, ¿Deberían incluirle en un hipotético Nobel?
-Creo que sí. La cuestión es si van a darle el premio Nobel a esto. Pero pensamos que sí, que va a caer un premio Nobel a esta técnica y creo que Francisco Mojica debería de estar en esa terna, probablemente. (Junto a las bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna)
-Usted defiende potenciar la presencia de las mujeres en la ciencia pero está en contra de un sistema de cuotas.
-Cuando empecé la tesis doctoral en el año 61 se pensaba que las mujeres no valíamos para hacer investigación. La mujer estaba muy discriminada. Después, cuando fui al laboratorio de Severo Ochoa en Nueva York, él siempre me trató como una persona, independientemente de que fuera mujer.
Ahora la mujer en ciencia no está discriminada, todo el mundo es consciente de que las mujeres valemos tanto como los hombres para hacer investigación, lo que creo que no depende del sexo sino de la persona. No soy partidaria de cuotas porque no quiero que a las mujeres se nos dé nada por ser mujeres. Que se nos dé algo si lo merecemos. Lo que no me parece mal es, por ejemplo, la paridad en los tribunales, en los jurados, entre hombres y mujeres. Pero no que por necesidad haya que meter a una mujer porque le toca la cuota.
-Pero es un hecho que cuanto más altas son los posiciones de poder, menor es la presencia femenina. En España, por ejemplo, en las Academias menos del 5% de sus miembros son mujeres.
-Todavía somos muy pocas, sí. Creo que ahora las academias ya están mentalizadas de que hay que meter a mujeres. En la Real Academia de la Lengua, a la que pertenezco, cuando ingresé éramos sólo dos mujeres, ahora ya somos ocho. La mentalidad de todos es que hay que seguir metiendo mujeres. Alcanzar la paridad, ahora somos 42 miembros, llevará tiempo. Pero lo importante es que haya una mentalidad de que las mujeres hay que meterlas porque lo valen.
-Su padre estuvo influido por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y su madre fue una maestra durante la República. A ustedes les educaron en la igualdad. ¿Es la educación la mejor herramienta para conseguir la igualdad?
-Creo que sí. La educación es básica. En mi casa éramos dos chicas y un chico, y mis padres tenían muy claro que las dos chicas estudiaríamos una carrera, igual que mi hermano. Fuimos educados con la mentalidad de que teníamos que tener una carrera universitaria y salir adelante por nosotros mismos. Esa era la mentalidad que teníamos. No era lo frecuente cuando empecé a estudiar.
-La genética ha tenido un avance increíble en los pasados cincuenta años, ¿Teme por sus consecuencias practicas? ¿Cuál es el límite y quién debe ponerlo?
-Los propios investigadores ponemos límites a lo que se debe o no se debe hacer. Por ejemplo, cuando surgió la ingeniería genética en los años 70, los propios investigadores que hicieron estos descubrimientos se plantearon las posibles consecuencias que podría tener esta investigación. Se hizo una reunión importante para poner límites a lo que se podía y no se podía hacer. Se pusieron unos niveles de seguridad que se respetaron por todos los investigadores.
-Siempre hay alguien que puede saltarse esos límites, por ejemplo, algunos científicos chinos pretenden hacer clonación humana.
-Sí, estoy en contra. Pero no se puede evitar si hay algún loco por ahí que quiera clonar seres humanos. Esto es muy difícil ahora, es prácticamente imposible. Pero siempre hay algún loco. No va a tener ninguna salida práctica. La tecnología tampoco está suficientemente desarrollada.
-¿Llegará un día en que sepamos de qué vamos a morir y cuándo?
-Creo que no. Los que sí es verdad es que está aumentando la esperanza de vida y se está tratando de ver por qué envejecemos, sus causas, que se envejezca de forma más controlada. Pero decir: vamos a morir a tal edad y de tal enfermedad, pues no. Si uno tiene un análisis genético que sabe que tiene una enfermedad que va a llevar a morirse, pues evidentemente. Los análisis genéticos nos pueden dar mucha información respecto a qué tipos de enfermedades tenemos o podemos tener, e incluso prever o curar enfermedades.
-¿Vamos a una medicina a la carta?
-Exacto. Dependiendo del análisis genético de la persona se hará el tratamiento adecuado. todos sabemos que una determinada medicina que a ti te sienta bien, a mí me sienta mal. Depende mucho de la genética de las personas.
-¿Qué opina de los transgénicos? Hay un debate en la Unión Europea al respecto.
-Creo que son positivos. El que hagas plantas que sean resistentes a la sequía, al suelo salino o a ciertos insectos es positivo, sobre todo en casos de ciertos países menos desarrollados que tienen dificultades económicas.
-Usted tiene 80 años y va al laboratorio cada día. A muchos profesionales los prejubilan con 60 años, cuando les quedan décadas de vida útil. ¿La sociedad desperdicia talento y experiencia?
-Me parece un disparate prejubilar a gente con cincuentaytantos o sesenta. Soy contraria a la jubilación en ciertas profesiones, como la investigación. A mí me jubilaron a los 70 años. Afortunadamente pertenezco al CSIC y existe la figura del profesor ad honorem que me permite trabajar.
-¿Nunca se ha planteado colgar la bata?
-Mi modelo es Rita Levi-Montalcini, que se murió en 2012 con 103 años y cuando cumplió cien años vino a Madrid por un doctorado honoris causa en la complutense. Y decía que con cien años iba todos los días al laboratorio. Y que lo importante no era tener arrugas en la cara sino no tener arrugas en el cerebro. Y en broma digo: cuando sea mayor quiero ser como Rita Levi-Montalcini.