Esta dieta (equilibrada) es la leche
Asturias
El cuerpo reclama su aporte de vitaminas y calcio diario. Estos productos ampliarán tus horizontes
07 Jun 2019. Actualizado a las 13:32 h.
¿Beber un vaso de leche, sin aditivos, sin café ni azúcares o sin cacao es saludable? La pregunta es sencilla. La respuesta, no tanto. La leche y sus derivados tienen detractores y defensores casi a partes iguales entre los especialistas. Investigaciones médicas sostienen argumentaciones a favor de los lácteos. Otras cuestionan más sus beneficios. Si estás barajando la idea de incluirlos o excluirlos de tu dieta o de variar la proporción de las raciones que tomas semanalmente, lo mejor es que tomes como referencia tus gustos y necesidades. Si sigues leyendo, descubrirás algunos pormenores interesantes y podrás adoptar una decisión más fundamentada.
Fuente de calcio
Si necesitas una dieta rica en calcio, lo primero que se te ocurre es comprar leche o productos lácteos. ¿Estás en lo cierto? El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo, en especial en los dientes y los huesos. El resto está repartido por los tejidos, la sangre y los líquidos del cuerpo. Así que nuestro organismo necesita mantener esos niveles de calcio. ¿Son los lácteos la mejor fuente de calcio? El yogur, los quesos o la mantequilla son buenas fuentes. Las proporciones lo demuestran. 170 gramos de yogur contienen 300 miligramos de calcio. Además, cuenta con fósforo y magnesio que ayudan al cuerpo en el proceso de absorción. Es cierto que no son los únicos. En menor proporción, puedes encontrarlo en las leches de arroz o almendra, las sardinas o las legumbres.
La salud osea es una de las primeras beneficiadas. Una dieta rica en calcio ayuda a prevenir la osteoporosis y te protege de los huesos frágiles. Sin embargo, también está afirmación tiene sus puntualizaciones. No solo la ingesta de calcio consigue este efecto. También otros nutrientes como la vitamina D, el magnesio, el fósforo, le selenio o la vitamina C lo logran. Por esa razón, para garantizar la salud de tus huesos, hay que mantener una alimentación equilibrada y no centrada en un único nutriente. Si eres fan de los lácteos, no renuncies a ellos. Es un método sencillo de obtener la dosis necesaria de calcio, proteínas o vitaminas como la A, la D o B12. Solo un consejo extra: el consumo recomendado es de dos a tres raciones diarias.
La leche, el queso o los yogures aportan más beneficios al organismo por sus compuestos bioactivos, que actúan como antioxidantes, antivirales, antimicrobianos. También contribuyen al buen funcionamiento de venas y arterias. Algunos estudios que hemos citado al comienzo señalan que los lácteos son un buen modo para prevenir la hipertensión arterial.
¿Qué sucede si no te gustan los lácteos? ¿Si no soportas beber un vaso de leche o comer un pedazo de queso con pan? ¿Y si desarrollas una intolerancia a la lactosa o una alergia a las proteínas de leche? ¿Qué ocurre si optas por una alimentación vegetariana? ¿Puede la medicina determinar si existe diferencia en el estado de salud entre los que consumen o no estos productos? Las investigaciones no son concluyentes. No puede determinar que las personas con dietas libres de leche sufran más fracturas o lesiones óseas. No obstante, todos estos estudios sí que destacan la importancia de seguir una dieta equilibrada.
Para compensar la falta de lácteos puedes incluir algunos productos de origen animal, desde pescados enlatados, como las anchoas, a crustáceos, como las gambas o las cigalas. Otra opción son alimentos de origen vegetal. El listado de alternativas abarca desde las algas a los frutos secos -los mejores las avellanas-, verduras como las acelgas o las pipas de girasol. Una mezcla bien pensada puede ayudar a equilibrar.
Si eres de los que disfruta delante de una tabla de quesos, de una buena crema para acompañar unas carnes o de un yogurt entre horas, no abandones estos pequeños placeres de la gastronomía. Sigue disfrutando con ellos. Si, en cambio, no eres demasiado aficionado, recuerda que la dieta siempre te da opciones. Incluso si quieres ampliar tu variedad de recetas, tienes que ser consciente de que el universo de la nutrición es casi infinito