Santa Cristina de Lena: una ermita «de altura»
Asturias
Esta joya del prerrománico, Patrimonio de la Humanidad, se encuentra en un marco incomparable
30 Mar 2019. Actualizado a las 05:00 h.
Si quiere disfrutar de unas vistas inmejorables desde una iglesia prerrománica asturiana, Santa Cristina de Lena, erigida sobre una colina que gobierna el valle del río Lena, es una opción perfecta. Esta joya arquitectónica, de estilo ramirense, sobrevivió al abandono al que estaba abocada gracias a la Academia de Historia, que pidió al Gobierno declararla como monumento nacional. Esta reclamación dio sus frutos, y en 1885 fue catalogada como Monumento Histórico Artístico, un balón de oxígeno ante el deplorable estado en el que se encontraba entonces. Los exhaustivos procesos de restauración a los que fue sometida posteriormente culminarían en 1985 con la declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un siglo después de su catalogación como Monumento Histórico Artístico en España.
Si bien en 1887 se aprobó un proyecto de reforma llevado a cabo por el arquitecto Ricardo Velázquez, las renovaciones más profundas llegarían a mediados del siglo XX de la mano de Luis Menéndez Pidal, hijo del célebre pintor asturiano, que se encargó de reparar los destrozos causados por la Revolución de 1934. Una ermita que guarda mucha relación con sus dos hermanas ovetenses: Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. De estilo ramirense, a pesar de sus lazos con estas dos iglesias, tiene varias particularidades que la hacen única.
Diseño
La planta de cruz griega sobre la que se levanta la iglesia es su principal factor diferenciador con respecto a la arquitectura asturiana de la época en la que se construyó. Un período que todavía no está muy claro: se sitúa en época del reinado de Ramiro I (842-850) o en la de su sucesor Ordoño I (850-866). Cuatro pequeños salientes de la misma forma dan lugar a la característica planta de esta ermita, colocados cada uno en el centro del muro exterior: pórtico, cabecera y habitaciones laterales. Su interior enseguida capta la atención del visitante, atraído por celosías situadas sobre el inconostasio que da paso al altar. La influencia mozárabe es clara en el diseño de estos elementos, aunque se intercalan placas visigodas entre ellas. Una de estas narra la historia de Telio, un personaje fallecido en el año 643. La sensación de amplitud que se experimenta en el interior de la ermita se explica por encontrarse totalmente abovedada.
El cancel que delimita la planta principal del altar es otro de los elementos más destacados de la ermita. De procedencia visigoda, a tenor de las inscripciones que aparecen grabadas en él, se compone de tres monolitos. Los contrafuertes con los que cuenta Santa Cristina de Lena en su exterior imprimen un carácter robusto a esta construcción.
Fiesta tradicional
El último domingo de julio acoge la romería en honor a Santa Cristina de Lena, con la celebración de una misa en el exterior del templo, disfrutando de unas vistas privilegiadas mientras se homenajea a esta santa. Los habitantes de pueblos cercanos acuden a esta celebración, cuyo culto comienza a las 12.30. Una vez finalizada la misa, tiene lugar la conocida «puya'l ramu», una subasta de panes en honor a la santa.
Un lugar mágico, que retrotrae miles de siglos gracias a sus diferentes estilos que convergen en esta ermita única en toda Asturias. Santa Cristina de Lena sobrevivió a un abandono y logró convertirse en Patrimonio de la Humanidad, y goza de una situación privilegiada en la colina que gobierna el valle del río Lena. Una ermita «de altura».