Las compras online hunden el pequeño comercio asturiano
Asturias
La región ha perdido casi un millar de autónomos en el sector, la mitad de esas bajas en el último año. ATA apunta que sólo queda «subirse al carro» de internet. Hay algunos ejemplos de emprendedores que pasan del mundo virtual al real
18 Feb 2019. Actualizado a las 05:00 h.
El comercio minorista asturiano sigue pagando las consecuencias del cambio de hábitos del consumidor, del voraz comercio online, de la larga y profunda crisis económica que aún da coletazos y de los asfixiantes impuestos a los que tiene que hacer frente trimestralmente. El dato se concreta en que en la última década la región ha perdido casi un millar de autónomos en la rama de actividad del comercio, pero más impactante resulta el que la mitad de esa cifra causara baja entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018. Esto deja claro que el sector está obligado a renovarse para no morir. Esto último tendría unas consecuencias muy negativas para los pueblos, villas y ciudades. Otro dato: según el filtrado del Instituto Nacional de Estadística, en nuestra comunidad autónomas había hace 10 años unos 8.000 negocios activos de autónomos sin empleados, cifra que caía hasta los 6.800 a finales del pasado año.
La presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Asturias (ATA), Patricia Oreña, lo tiene claro, «el comercio se está reestructurando» porque la situación que está afrontando «es un problema difícil de resolver». El cambio en los hábitos del consumidor, hábitos que se están asentando, y la «competencia inasumible» que supone que en internet los negocios están abiertos 24 horas al día, los siete días de la semana, deja a los comerciantes asturianos poco margen de maniobra: «la solución es subirse a ese carro, afrontarlo como un reto», considera la representante de ATA, que señala que mientras los autónomos que están al frente de una tienda cierran a mediodía para ir a comer, «cualquier persona que está comiendo puede estar comprando desde unos zapatos hasta la leche».
Las cifras están ahí. Si el diciembre de 2009 a afiliación media de los autónomos del comercio de la región se cifraban en 17.479, en el mismo mes de 2017 el dato había caído hasta los 17.000 y en diciembre de 2018 ya se situaba en los 16.502. Es decir, una pérdida de autónomos de casi el 3% en tan solo un año. Otro dato más: según los datos del INE, Asturias fue la tercera región de España en la que más descendieron las ventas, con una tasa negativa de -1,3% comparando 2017 con 2018.
Locales vacíos, el mejor síntoma
No hacen falta estadísticas. Sólo con mirar los locales vacíos y la rotación que hay en los locales, con una durabilidad pequeña, ya se ve que la situación del comercio no mejora, no repunta», señala Oreña, que apostilla que el adversario que tiene el pequeño comercio «es grande e imparable».
«Puedes luchar contra un adversario que tenga un negocio como el tuyo y hay muchas medidas que puedes poner en marcha, pero no puedes luchar contra algo que incrementa su facturación día a día y ofrece unas condiciones contra las que tú no puedes competir, así que la opción que nos queda es subirnos a ese carro», insta la presidenta de ATA, que para quitar un poco de hierro a una cuestión tan seria recuerda que «somos supervivientes y estamos acostumbrados a los cambios». Es más, señala que aunque la digitalización parece cosa de grandes empresas, el pequeño comercio es lo que está necesitando, con lo que pone sobre la mesa que «hay muchas plataformas que te ayudan a materializar la tienda online». «Cuando esto sea historia, se estudiará como que hemos vivido una revolución, porque internet ha supuesto un cambio de todo y para todos, y hay que adaptarse porque ha llegado para quedarse», manifiesta Patricia Oreña.
La misma explica, no obstante, que aunque el negocio online es una de las causas importantes de la caída de autónomos que se está viviendo en comercio asturiano, y así lo reflejan los datos, no es la única razón del declive. Apunta a «una crisis larga y profunda» que hizo bajar la demanda «radicalmente» y cambiar los hábitos de consumo de la gente, y a una presión fiscal que «asfixia» a los autónomos haciendo muy difícil la supervivencia. Con estos argumentos, señala que en los últimos años se produjo «la tormenta perfecta» que tanto está resintiendo el sector del comercio. Un motivo más sería la falta de relevo generacional, y alerta de la sacudida que aún se puede producir cuando la gente de una determinada edad que está aguantando el tirón se jubile y abandone el negocio.
Por tanto, la presidenta de ATA insta a los autónomos que tienen comercios a mantener lo que tienen y añadir competencia a las grandes empresas abriendo tienda online. Y es que no olvida el importante papel que tienen los negocios en las ciudades, «el factor socializador y dinamizador del pequeño comercio». Oreña advierte que «a cualquier calle, si le quitas el pequeño comercio, la calle desaparece, cambia su fisionomía», con lo que pone de relieve la labor «indispensable» que tienen los negocios que contribuyen a dar vida a los pueblos, villas y ciudades. También tiene en cuenta la importancia del trato personalizado y el servicio postventa que ofrecen los comercios, algo en lo que los autónomos que tienen pequeños comercios todavía tienen ventaja sobre el comercio online. Aún así, aconseja tirando de sabiduría popular, que «si no puedes con el enemigo, únete a él».
Ver, tocar, probar y un trato personalizado, ventajas del comercio tradicional
El tirón del comercio online es incuestionable pero, en un mundo tan globalizado, siempre hay excepciones con tiendas físicas que surgen después de encontrarse con inconvenientes en la venta por internet. Ver, tocar, probar y un trato personalizado siguen siendo las grandes ventajas del comercio tradicional.
Raquel Medina Fernández empezó con su negocio de moda y complementos a través de internet aprovechando el tirón de las redes sociales, además de acudir a los «markets» que entonces se organizaban en distintas ciudades. «Vender, vender, vendía en markets porque por internet poco», explica Raquel, que indica que si no eres conocida para la gente que ve los productos o no tiene una referencia, al final no se animan a comprar por internet. Así, después de un tiempo, se animó a abrir la tienda física AlegraMía en el centro de El Entrego (San Martín del Rey Aurelio).
«Quería probar suerte en el mundo de la moda y, en un principio, sí pensé en la venta online. Pronto me di cuenta que vender online no es tan fácil como puede parecer. Con el desfase de tallas, la gente prefiere probar la ropa, tocar y comprobar la calidad del producto. Además, aún hay mucha gente que desconfía si no eres una empresa conocida», comenta esta joven emprendedora que en diciembre de 2016 se animó a abrir un comercio físico, aunque sigue atendiendo los pedidos que puntualmente le salen online.
«Veo que la gente prefiere venir a la tienda, probar y comprobar si les sienta bien o si la expectativa de las fotos se cumple en la realidad», traslada desde su experiencia, por la que también ve los problemas que surgen con la venta online y lo que supone el coste de los envío. «Si no tienes un gran volumen de envíos, el coste cuando los mandas certificados es muy elevado, lo que encarece el coste final del producto, de tal forma que las tiendas acabamos pagando parte de esos gastos para que al cliente le salga rentable. Eso implica que nuestro margen de beneficio se reduce considerablemente», apostilla Raquel Medina.