Una víctima de pederastia acusa al arzobispo de Oviedo de silenciar su denuncia
Asturias
Jesús Sanz la recibió tras leer en una carta manuscrita todo lo que había sucedido pero no siguió el protocolo de la Conferencia Espiscopal y no abrió un proceso
28 Oct 2018. Actualizado a las 12:24 h.
Una víctima asturiana de 36 años acusa al actual arzobispado de Oviedo, Jesús Sanz Montes, de tratar de ocultar su caso ocurrido hace casi tres décadas. Sanz Montes conoce lo sucedido de primer mano, ya que la mujer le escribió una carta a mano en la que le relataba todos lo que le había hecho un cura en Villaviciosa desde que tenía seis años y hasta los trece. El caso no ha sido admitido a trámite en los juzgados al haber prescrito el delito. Sin embargo, ahora que ha dado el paso de denunciar, la víctima se niega a que la Iglesia también dé carpetazo al caso.
La mujer y el arzobispo de Oviedo llegaron a verse en persona, según relata ella misma al periódico El País. Sanz Montes tenía en la mano la carta. La había leído. Le dijo que no podía hacer nada, que era su palabra contra la del sacerdote al que acusaba. También le explicó que el cura estaba bajo vigilancia y que llevaba un tiempo apartado. No abrió ninguna investigación ni ningún proceso eclesiástico, tal y como marca el protocolo que tiene la Conferencia Episcopal, que ahora va a ser actualizado por otro asturiano, el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez. Se da la cirscunstancia de que otra víctima, esta vez leonesa, acusa a Menéndez de enterrar también su caso.
Era el año 2015. Habían pasado muchos años, de sufrimiento y de dolor por lo sucedido. Toda esa fase fue necesaria para que, finalmente, se decidió a hablar. La negativa del arzobispo de Oviedo a actuar la convenció de que tenía que denunciar. Lo hizo pero la sección octava de la Audiencia Provincial lo rechazó porque el delito había prescrito. Cuenta la víctima que el sacerdote al que acusa de haber abusado sexualmente de ella tuvo que declarar. Acudió acompañado por un abogado de la propia diócesis que no había movido un dedo. Lo negó todo.
La asturiana no da la batalla por perdida. El caso sigue en manos de una abogada que trata de reunir pruebas para volver a llevar el caso de los tribunales. Sabe que su caso no es único. Ese mismo sacerdote acumula más denuncias, de una comunidad cristiana en la que vivían. Los recuerdos enterrados durante años comenzaron a golpearla cuando comenzó a la Universidad. Sufrió una depresión y tuvo que acudir al psicólogo. No entienden cómo es posible que este tipo de casos prescriban.
La Archidiócesis de Oviedo ha confirmado a El País que este caso se archivó en 1997 y que esta segunda denuncia había prescrito. Este diario explica que este mismo años 2018, el arzobispado ha trasladado a este sacerdote a la zona de Pola de Siero.