La Federación explica que meter piezas de caza en el río es «una práctica habitual» en Asturias
Asturias
Los Guardas del Medio Natural reconocen que si ven cómo se lanzan animales muertos a un cauce tendrían que cursar un boletín de denuncia por vertidos
05 Oct 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Es una practica habitual, pero ¿es legal? El vídeo en el que se ve cómo una partida de caza lanza jabalís y venados muertos en el cauce del río Cubia, junto al merendero de Bailache, ha despertado una árida polémica. El colectivo animalista Anadel presentó una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Vegadeo y los agentes ya han identificado al grupo y mantienen abierta la investigación. El presidente de la Federación de Caza, Valentín Morán, reconoce que se trata de «una práctica habitual» en Asturias. Explica que los cazadores utilizan este sistema para refrescar las piezas mientras comen o para evitar que les pique la mosca y las deteriore durante una larga jornada en el monte. Luego se recogen y se transportan. Sin embargo, los guardas del Medio Natural no lo ven con tanta naturalidad. El secretario del colectivo Agumnpa, Miguel Garrido, reconoce que si uno de sus guardas viese tirar cadáveres de animales al río, aunque fuese temporal, tendría que cursar un boletín de denuncia por vertidos ante la Consejería de Medio Ambiente, que es de la que dependen en la actualidad.
Parece, por tanto, que sí es una práctica habitual pero no tanto que sea legal. Valentín Morán recibió las imágenes del vídeo que han originado la polémica y no les dio mayor importancia, en un principio, hasta que no se enteró de la denuncia. Ahora que ya ha hecho investigaciones con los responsables del coto de Grado ha explicado a La Voz las circunstancias en las que se produjo la grabación. El presidente de la Federación explica que se trata de un grupo de cazadores que había parado a comer en un restaurante cercano y que decidió meter las piezas que había conseguido en ese jornada en el Cubia para refrescarlas. Asegura que más tarde pasaron a recogerlas. Una mujer que estaba en la zona vio la escena y la grabó. Fue la que distribuyó las imágenes que terminaron llegando a Anadel y que generaron la denuncia.
Morán achaca precisamente esa denuncia ante la Guardia Civil «al desconocimiento». Considera que la autora del vídeo se alarmó sin motivo porque no entendió lo que estaban haciendo los integrantes de la partida de caza. Duda cuando se le pregunta si es legal, si tirar cadáveres de jabalí cumple con la normativa. Pero termina respondiendo: «No sé si es ético pero no creo que incumpla ninguna ley. Siempre se ha hecho así». Lo compara con la propia acción de los animales vivos que se meten en los ríos para refrescarse. Desmiente, además, que ese día se excediera el cupo de caza establecido en el coto, un aspecto que también planea sobre esta polémica. El presidente de la Federación insiste en que no se cobraron más piezas de las permitidas.
La versión de los guardas es bastante diferente. Miguel Garrido sí ha oído hablar de las prácticas de los cazadores, del uso de los ríos tanto para conservar las piezas de caza como para limpiar a los animales después de quitarles las vísceras. Garrido reconoce que es una irregularidad, aunque el objetivo sea refrescarlas mientras sigue la batida o comen. Si un compañero o él mismo se encontrase con la situación que se muestra en el vídeo, tendría que advertirles que no lo pueden hacer y si aún así lanzan los animales al agua, entonces tendrían que cumplimentar un boletín de denuncia. «Son vertidos al río. No son vertidos industriales. Eso está claro. Pero son vertidos», insiste.
Los guardas de coto, sin embargo, no pueden hacer nada. Son vigilantes privados sin autoridad pública ninguna. Esta puntualización es importante, ya que uno de los que aparece en las imágenes se sospecha que es un guarda de coto, ya que se oye como reconoce que él no tendría que estar allí.
Para el responsable de Agumnpa el hecho de que sea una práctica habitual entre los cazadores no la convierte en algo lícito. Más bien, puede ser algo a erradicar. «Antiguamente el río era un basurero al que se tiraba todo y ahora eso es algo impensable», reconoce. No obstante, piensa que puede no alcanzar la categoría de delito y quedarse solo en una infracción administrativa.