«Hay ganaderos conflictivos que echan la culpa al lobo para cobrar indemnizaciones»
Asturias
El biólogo Arturo Menor desmitifica el conflicto con el mundo ganadero en su último documental: «Barbacana, la huella del lobo»
25 Aug 2018. Actualizado a las 12:45 h.
«No hay un conflicto real entre el lobo y la ganadería extensiva sino más bien ganaderos y lobos conflictivos», asegura el biólogo y director de documentales de naturaleza Arturo Menor, quien estrenará el 5 de octubre «Barbacana, la huella del lobo». El lobo es el protagonista del segundo documental de Menor, quien define la especie como «emblemática y mitológica» y para cuyo rodaje convivió con pastores de los montes de León, habituados a la convivencia con estos animales «astutos pero a la vez muy desconfiados», explica el director. Tres años tardó Menor en el rodaje de la cinta, con la que quiere demostrar que «no hay realmente un conflicto entre el lobo y la ganadería extensiva sino más bien ganaderos y lobos conflictivos».
Después de su primer proyecto «Wild med: El último bosque mediterráneo», Menor tenía la necesidad de seguir con «un trabajo conservacionista», por ello pensó en indagar en la situación entre el lobo y la ganadería extensiva y plantear las soluciones de los propios ganaderos, explica.
Tras visitar varias zonas de Sierra Morena, Guadalajara, Zamora, Palencia y León, los propios ganaderos le explicaron que «no tenían conflicto con el lobo porque a través de medidas preventivas para evitar ataques, el problema se corregía». Esto le llamó mucho la atención y le inspiró para contarlo, ya que entre las medidas preventivas que utilizaban estaba una tan «simple como la barbacana».
La barbacana es una primera línea de defensa utilizaba en la edad media, explica, y añade que los ganaderos llaman así a una cuerda perimetral que colocan alrededor del redil, donde confinan al ganado por la noche. «Como el lobo es un animal muy astuto y a la vez muy desconfiado, no se atreve a pasar ni por debajo ni por encima de la barbacana», detalla, y añade que los ejemplares se dedican entonces a dar vueltas alrededor del ganado, y si hay pastores o perros mastines para defenderlo «se evitan cualquier ataque». Esto pone de manifiesto «lo sencillo que es poner en marcha un sistema como este y la voluntad del ganadero para defender su ganado».
Por ello asegura que «hay ganaderos conflictivos que echan la culpa al lobo para cobrar indemnizaciones, y hay lobos conflictivos que atacan el ganado, pero no hay un conflicto real», asegura. Además, «el lobo es un medio para controlar la tuberculosis», señala Menor, porque elimina a los ejemplares de ciervo o jabalí que afectados por el mal tienen dificultad para correr, y así evitan que por medio de las mucosas, las heces o el sudor contagien al ganado.
Ha sido un trabajo «muy motivador y a la vez muy enriquecedor» por el contacto con los pastores de León, de quienes ha aprendido «su amor por la naturaleza y la admiración por el lobo, porque entienden su inteligencia para robarles de vez en cuando una oveja».
Explica que tiene en mente un proyecto sobre la migración de aves en Europa, pero es más complejo y costoso y aún no tiene productor, por lo que espera que «Barbacana, la huella del lobo» sea «todo un éxito» y le facilite su financiación.
En este proyecto ha contado con Álvaro de Armiñán como ayudante de dirección, quien junto a Menor y Luis Manuel Carmona se han encargado del guión; Jesús Olmedo se ha encargado de la narración y Javier Arnaz de la música, en la que ha contado con la participación de la cantante Rozalén.