El mejor paisaje otoñal, en Ponga
Asturias
La Reserva Natural Parcial de Peloño constituye la mayor masa forestal de Asturias
17 Sep 2018. Actualizado a las 16:34 h.
Si hay un paisaje que merezca la pena se contemplado y sentido en Asturias es, por supuesto el bosque de Peloño, en Ponga. Pero no en cualquier estación. Visitarlo en otoño, sobre todo en pleno mes de noviembre, con sus hojas teñidas de rojo y sus suelos bañados en ellas es un espectáculo digno de retratar en la memoria. Este bosque constituye la mayor parte de la Reserva Natural Parcial de Peloño que con una extensión de 1.507 hectáreas constituye la mayor masa forestal del oriente de Asturias y uno de los hayedos mejor conservados de España.
Los diversos arroyos que recorren su extensión y que confluyen en el de la Canalina, son los responsables de la impetuosa vegetación compuesta, además de hayedos, de robledales, acebos y enebros. Aunque la superficie ocupada por los bosques se aproxima mucho al total de la estimada para la Reserva, también existen pequeñas áreas deforestadas y dedicadas a prados y pastos.
Uno de los parajes dedicados al pasto es la vega de Arcenorio. Antigua majada de pastores, era zona de paso de las «Sendas de la Sal» hacia Ribadesella y en ella aún se pueden ver ancestrales «corros» de piedra medio derruidos. Coronando la majada se encuentra la ermita de Nuestra Señora, una pequeña y preciosa capilla dedicada a la Santa de Arcenoriu y de la que muchos montañeros son devotos. Su festividad, el día 8 de septiembre, reúne tanto a asturianos como a leoneses. Tras la misa solemne en la capilla se lleva a cabo una procesión al son de gaita y tambor. La puja del ramo y la comida campestre ponen el broche a la jornada de festejos.
Otro de los espectaculares lugares que esconde el bosque de Peloño es, sin duda, la Peña Ten, una de las cumbre emblemáticas de la montaña de Riaño y una de las más visitadas de toda la montaña leonesa y asturiana. Se encuentra, concretamente, entre la localidad leonesa de La Uña y la asturiana Sobrefoz.
Desde su cumbre, de 2.142 metros de altura pueden alcanzarse a ver los picos del macizo del Mampodre, los vecinos Picos de Europa y la Montaña Palentina.
Para disfrutar al máximo de estos paisajes es recomendable dejarse llevar por la ruta que atraviesa el bosque. El recorrido a pie se inicia en el mirador de Les Abedules, en Ponga desde donde adentrarse durante 24,9 kilómetros de ida y vuelta y aproximadamente siete horas de duración en una burbuja de tranquilidad y naturaleza. Un sobrecogedor recorrido habitado por osos, lobos y urogallos, entre otros.
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