La Voz de Asturias

«Paramos para avanzar»

Asturias

S.D.M. /  J.C.G. /  L.o.
Manifestación del 8M en Gijón

Miles de personas se concentran en las plazas de los ayuntamientos de Asturias. La comisión 8M espera una participación histórica en la manifestación de Gijón

08 Mar 2018. Actualizado a las 19:28 h.

«Estamos hartas y paramos para avanzar». «No quiero tu piropo, quiero tu respeto». «De camino a casa me quiero sentir libre, no valiente». «Ni una menos». «Yo sí te creo». «Que viva la lucha de las mujeres». «Cuelga la herramienta, cuelga el delantal, todas las mujeres a la huelga general». Estos son solo algunos de los eslóganes que se han coreado este mediodía en las principales plazas de Asturias. Las concentraciones convocadas frente a los ayuntamientos han generado una respuesta masiva, lo que hace prever que la manifestación de la tarde en Gijón puede registrar una participación histórica.

Mujeres de diversas generaciones, codo con codo, han desbordado las plazas de los consistorios de Oviedo y Gijón. En la capital, no cabía un alfiler frente al consistorio y las colas se extendían por las calles adyacentes, como la del Peso. Algo similar ha ocurrido en Gijón. Los piquetes informativos que recorrieron el centro de ambas localidades han provocado cortes intermitentes de tráfico y también han entrado en establecimientos de grandes cadenas comerciales en las que se está trabajando con cierta normalidad.

Oviedo

 

«Hombres y mujeres nos necesitamos unos a otros»

Casi al borde de la plaza, por la gran cantidad de personas que habían acudido a la manifestación, buscaron su lugar un grupo de madres y niños pertenecientes de la asociación Ximielgar, «un grupo de crianza en la que compartimos nuestras dudas, dificultades, nos juntamos para organizar juegos, talleres y buscar una educación con disciplina positiva», explicó su presidenta Mónica Alonso. Juntas y con los pequeños al trote destacaron que para participar en la manifestación «tuvimos suerte» y contaron con la ayuda de los padres. «En la mayoría de los casos ya repartimos las tareas de la casa y alguno ha hecho huelga también para poder quedarse en casa con los más pequeños», señaló Alonso quien resaltó además que «creemos en un feminismo entendido como igualdad de hombres y mujeres porque nos necesitamos unos a otros».

«Rezo por cada mujer que falta»

Desde Tapia de Casariego cruzó media Asturias para participar en la concentración de Oviedo, Ana María Iglesias Sixto, separada ya desde hace 14 años «de un taxista» que la maltrataba. «Me decía que me quería matar, me llamaba puta, me escupía», un día le dio un golpe grave que fue un punto final en la relación. Para llegar a la capital dejó «el delantal en la ventana de la cocina», ahora vive sola y no ha tenido que buscar ayuda para ocuparse de los asuntos cotidianos. Para Ana María ha sido algo fundamental a la hora de participar en la protesta el gran número de mujeres que sufren violencia machista. «Cada una que falta… rezo por ellas bastante». No menos importante es su demanda de que se revaloricen las pensiones porque «yo nunca trabajé». 

«Hemos decidido decir basta ya»

Tres amigas llegaron desde Grao después de preparar durante la jornada anterior sus «mandiles y silbatos». El lila es color predominante de la jornada. Laurita Soares habla por las demás al señalar que «yo he sufrido malos tratos y nadie te ayuda, si te defiendes parece que no eres una mujer maltratada». No tienen hijos, pero sí perros y han sido sus novios y maridos los que hoy se han hecho cargo de ellos. «Yo quiero quedarme embarazada pero no puedo por la precariedad, es que no se puede parir». También creen que si esta año la protesta ha sido más multitudinaria que nunca es porque «hemos decido decir basta ya, estamos hartas y paramos para avanzar».

 Gijón

Emoción, euforia y la convicción sincera de que el 8 de marzo de 2018 será una jornada «histórica». Todo ello, más cierta sensación de sorpresa por el éxito de la convocatoria, está circulando todavía a esta hora entre las miles de personas -en su mayor parte, mujeres en huelga- que han abarrotado la Plaza Mayor de Gijón en una concentración que hace prever una manifestación sin precedentes esta tarde en la ciudad. Riadas de mujeres circulaban poco antes de las doce del mediodía por las calles que conducen a la plaza del Ayuntamiento en un ambiente con mucho de festivo, pero también de combativo, como lo dejaban claro los piquetes que tomaron posiciones y entraron en varios de los establecimientos de grandes franquicias en el eje comercial de Corrida.

Justo a mediodía, con la plaza ya luciendo el aspecto de las grandes ocasiones, cuatro gotas llenaron la plaza de paraguas, no pocos de ellos morados, un color que ha aparecido por todas partes este mediodía. Enseguida volvió el sol, y con él las pancartas La voz cantante la ha llevado un círculo de muy jóvenes feministas, que han coreado sin descanso sus consignas a pie de Ayuntamiento. Representantes políticos de todos los grupos municipales, salvo el PP, han compartido concentración con las ciudadanas y los ciudadanos, y feministas históricas de la ciudad, como la exalcaldesa Paz Fernández Felgueroso, que no podía disimular la emoción. Tres generaciones, cuatro incluso con algunos bebés en brazos, han estado presentes en la multitud.

Feli Soria,  directora de la Oficina de Políticas de Igualdad del Ayuntamiento de Gijón, Feli Soria, pertenece al frente de las militantes feministas con veteranía. Su sonrisa lo dice todo. «Esto no lo podíamos ni imaginar», comenta, observando la plaza desde un lateral: «Estoy emocionada, ilusionada, encantada de ver chicas jóvenes con ganas de seguir con la lucha. Durante años decíamos no hay relevo, pero sí hay relevo; hay un relevo fuerte, vigoroso, alegre. Hay que seguir la estela de estas mujeres, porque han conseguido poner en las páginas de todos los periódicos, en primer plano de los noticiarios de la rad y la televisión, la huelga; una huelga feminista, un hito histórico. Esto lo recordaremos siempre. Habrá más a partir de aquí, pero esta es la primera huelga feminista».

Pilar, que prefiere no dar su apellido, pertenece a la generación en la que un concepto tal como la lucha feminista ni siquiera se planteaba. No puede hacer huelga porque es ya jubilada, pero dice apoyarla «por muchas razones»: «La primera, porque fui una mujer maltratada. Y también porque en mi trabajo también los hombres tenían más posibilidades, cogían los cargos mayores y te despreciaban». Piensa ahora en las que vienen detrás, y especialmente en su descendencia: «No vale quedarse parado. Tengo una nieta que va a tener que luchar mucho», afirma.

Lola López, de 24 años, es trabajadora de la Empresa Municipal de Aguas y ha decidido secundar la huelga completa de 24 ahoras. La contrariedar por ver que en su empresa «no hay demasiado seguimiento» contrasta con su alegría el resultado de la concentración: «Tenía miedo de que la tuviera menos gente, pero hay un buen ambiente», comenta, pero sigue lamentando que «en la empresa haya habido desconocimiento sob re cómo se iba a desarrollar la huelga o falta de información sobre la huelga de 24 horas, porque Comisiones y UGT solo informaron sobre la huelga de dos».

Lucía García, de 25 años está, en primera línea de la concentración, donde brotan las consignas y la energía que llena la plaza. Es estudiante de Trabajo Social y forma parte del Colectivo Feminista Uniovi. Enumera con total convicción y seriedad sus razones para ir a la huelga -«una educación pública y de calidad, laica y sobre todo feminista». «Estamos hartas y queremos erradicar de las aulas la violencia machista y especialmente el acoso sexual», reivindicación a la que suma otras muchas: la eliminación de las discriminaciones en los itinerarios de estudios, el fin de la competitividad o del abandono universitario de «mujeres con doble y tiple jornada», la  «justicia laboral» para las trabajadoras de la universidad...-, pero la emoción le brota cuando se le pregunta por el modo en el que está viviendo la jornada. «Es impresionante», dice: «Si a las doce de la mañana están así los ayuntamientos de todas las capitales de España, no nos queremos imaginar a las siete».


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