El debate rompe la tensión entre la izquierda asturiana
Asturias
IU se muestra abierta a un pacto para el resto de la legislatura y Podemos emplaza al presidente a «compra un boleto de lotería» por si toca el acuerdo presupuestario
15 Nov 2017. Actualizado a las 18:01 h.
No hubo ningún avance concreto y específico, no se alcanzaron consensos sustanciales, pero el Debate de Orientación Política, el más conocido como debate del estado de la región, en la Junta General se saldó con un cierta distensión entre los grupos de la izquierda en la cámara. De forma explícita con el llamamiento de IU a formalizar un acuerdo que vaya incluso más allá de los presupuestos de 2018 y que dé estabilidad a lo que resta de legislatura; mucho más sutil, pero abierta por primera vez en este mandato a la posibilidad de cerrar un pacto, fue la intervención del portavoz de Podemos y que dio pie a pensar que entra en el territorio de lo posible que, al menos, se aprueben las cuentas de la comunidad.
Las relaciones entre socialistas y morados en Asturias han sido en los últimos dos años cuando no de desencuentro, de abierta hostilidad, y sin embargo en la segunda sesión de este debate, cuando los grupos interpelan y son respondidos por el presidente, se pudo apreciar una tensión mucho menor que citas anteriores. Javier Fernández se abrió explícitamente a aceptar algunas de las demandas planteadas por Podemos en la primera ronda de contactos de las negociaciones: un acuerdo en política de vivienda, una oficina anticorrupción que dependa del parlamento y no del Ejecutivo y también una fórmula para la integración del ciclo de 0 a 3 años en el sistema de enseñanza. Todo con muchas aristas aún por pulir. En la contrarréplica, Emilio León aseguró que si en años pasados el acuerdo presupuestario con los morados no había sido posible era porque nunca se habían considerado sus propuesta; citó aquí una fábula sobre el hombre que rezaba cada día pidiendo que le tocara la lotería y cuando un ángel intercedía por él ante dios, el señor se disculpaba porque nunca compraba un décimo, «compre un boleto, que igual le toca la lotería y pactamos un presupuesto». No es que fuera un intercambio amable de socios ni el comienzo de una gran amistad al estilo de «Casablanca» pero el cruce de intercambio de posiciones entre Fernández y León fue de un respeto inédito, casi cordial.
Sin concesiones a un sorteo y a la ilusión de a ver si toca; el portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, sí apostó abiertamente por concretar un acuerdo entre las tres fuerzas toda vez que, ya desde la primera intervención de la mañana, la de la presidenta del PP Mercedes Fernández, el pacto con los conservadores parecía definitivamente un camino cerrado. «Se van despejando las posibilidades de alianzas --señaló Llamazares-- y mientras unos preparan las elecciones, otros, sin dejar de prepararlas vamos a hacer política e intentar que la legislatura no se pierda».
El portavoz de IU apeló a la exigencia de su grupo respecto a los acuerdos del pacto de investidura, se congratuló de los avances respecto al contrato programa con la Universidad de Oviedo y el plan de residuos que descarta la incineradora, pero reclamó más audacia respecto a la ley de transparencia y el desarrollo del salario social. Llamazares invocó el hecho de que Javier Fernández sea una presidente «pato cojo» toda vez que ha descartado presentarse a la reelección y tras dejar la Secretaría General de la FSA, para que «utilice esa situación para volar» y que se muestre más firme con el Ejecutivo central en particular respecto a infraestructuras como la Variante de Pajares el anuncio de cierre de la central térmica de Lada por parte de Iberdrola.
El año pasado, el debate de orientación política estuvo marcado muy intensamente por la abstención del PSOE en el Congreso que facilitó la investidura de Rajoy mientras Fernández presidía la gestora del PSOE. En este noviembre el presidente asturiano echó en cara a ambos grupos, tanto a Podemos como a IU, que hubieran pretendido un acuerdo con los independentistas catalanes. Y el desgaste que la deriva del procés pudiera tener en las expectativas electorales de esas formaciones se hizo notar también en el debate asturiano. Fue una referencia constante por parte del presidente la necesidad de adelantarse a las consecuencias que podría tener una revisión del modelo territorial en la financiación autonómica y su necesaria influencia en Asturias y también en varias ocasiones se dirigió a los grupos de la cámara para señalar la necesidad de buscar una postura común en defensa de los intereses de la comunidad.
Pese a todo, son varias las cuestiones y matices que separan a los tres grupos susceptibles del cerrar el acuerdo a la izquierda. Además de divergencias sobre fiscalidad y modelos de gestión de la administración, sobre la oficialidad del asturiano. IU y Podemos quieren avanzar en la medida de lo posible ya en esta legislatura mientras que Javier Fernández insistió en que, pese a que ha sido aprobada en el último congreso de la FSA y se incluirá en el próximo programa electoral socialista, no estaba en el que le llevó a la presidencia y afirmó que si la oficialidad podría ser lo mejor para la lengua, en su opinión, quizá no lo fuera «para los asturianos». Fernández descartó que un futuro reconocimiento de la llingua implique «imposiciones» como en «otras comunidades» pero sí advirtió de que «siempre conlleva obligaciones y lo hay que explicar».