El estremecedor testimonio de los padres de la niña que murió atragantada por un grano de maíz
Asturias
«Si en Cangas no llevaron las placas a Oviedo y en Oviedo no le hicieron bien las placas cómo cojones sabían lo que tenía mi hija», han lamentado.
03 Nov 2017. Actualizado a las 17:25 h.
Los padres de la pequeña de 19 meses fallecida en 2013 en Ibias días después de atragantarse con un grano de maíz han relatado este viernes ante el juez que «desde el primer momento aseguraron una y otra vez que su hija se había tragado un grano de maíz», pero en el HUCA «nadie les creía ni les hacía caso».
«Para ellos la nena no se había tragado nada, creían que era una paranoia mía y no me daban importancia, llegaron a preguntarme si estaba segura de que se había tragado algo», ha manifestado la madre de la niña, que ha insistido en que desde que se tragó el grano de maíz «la niña no dejó de hipoventilar». «Todavía hay alguna duda y necesitan saber si yo vi a mi hija tragar el grano de maíz», clamó la madre ante las insistentes preguntas del letrado de la aseguradora.
La de este viernes ha sido la primera jornada del juicio en el que la Fiscalía solicita para la médica que atendió a la pequeña en el HUCA un año y seis meses de prisión, inhabilitación especial para el ejercicio de su profesión durante 4 años y el pago de una indemnización de 130.000 euros.
En este primera jornada ha prestado declaración la acusada, que se ha declarado inocente. Tras ella han prestado declaración los padres de la pequeña fallecida. La primera en declarar ha sido la madre, que ha relatado los hechos y ha asegurado que cuando se trasladaron al consultorio médico la «niña estaba mal, no respiraba bien y pensó incluso que se le iba a morir atragantada». Ha explicado que la mandaron al hospital de Cangas del Narcea. Allí el pediatra la revisó y les dijo que «allí no se podía hacer lo que había que hacer, que era una broncoscopia». «A mí me dio por hecho que había que hacer una broncoscopia y para mí lo mejor era enviarla a Oviedo para que se la hicieran cuanto antes», ha señalado la madre.
En contra de lo declarado por la médica acusada por la muerte por imprudencia, la madre de la pequeña ha asegurado que ella no llevó al HUCA ninguna radiografía y tampoco lo hizo el de la ambulancia, además ha asegurado que hacía más de un mes que la niña no estaba mala y no tomó ninguna medicación. «No era una niña de ponerse mala. Solo tuvo una bronquiolitis con seis meses», ha manifestado la madre, que ha insistido en que «estaba muy segura de que la pequeña se había tragado un grano de maíz que no había expulsado, uno de esos granos de maíz que no explota al hacer las palomitas», algo que, ha indicado, «repetí en todo momento y a todas horas».
También ha asegurado que en el momento de darle el alta en el HUCA salió «muy intranquila porque vi que no nos habían creído, ni siquiera pasaron después de desayunar a ver a la niña». «Salí con la sensación de que no nos creyeron», ha dicho entre lágrimas.
«Es muy difícil volver a decirlo todo, volver a revivirlo, soy yo la que perdí a mi niña, ellos no han perdido nada. No hay más, mi hija lo tragó, lo tenía dentro y ya está», ha reiterado entre lágrimas la madre.
La madre también ha insistido en que mientras la pequeña permaneció en el HUCA «no estaba vigilada», sino que fue ella misma la que le administró las nebulizaciones que le indicaron con el broncodilatador. «A la niña desde que se duerme hasta que se despierta no la vio nadie», ha insistido.
Tras la declaración de la madre, su padre ha corroborado sus declaraciones y ha indicado que la pequeña «cuando se tragó el grano de maíz estaba asfixiándose». «Estábamos totalmente seguros de que la niña se había tragado el grano de maíz», ha manifestado.
El padre de la pequeña ha asegurado que fue el pediatra del Hospital de Cangas del Narcea quien les dijo que había que hacerle una broncoscopia y eso había que hacerlo en Oviedo. «Nos dijo que era una prueba muy sencilla, que no nos preocupásemos, que el día antes se la habían hecho a un niño que se había tragado un cacahuete», ha dicho el padre, que ha insistido en que «le dijimos a todo el mundo que se había tragado un grano de maíz, se lo dijimos todo el rato. Pregunté mil veces si el grano se podía mover del pulmón y me dijeron qué va, y eso la mató», ha lamentado el padre.
Ha destacado en numerosas ocasiones que su mujer «le dijo todo el tiempo que no le estaban haciendo ningún caso, que no la creían y que pasaban de ella». «Fue todo un despropósito, no entendíamos nada, fue una dejadez total, nadie nos decía si le iban a hacer la prueba o no», ha dicho entre lágrimas.
Ha manifestado que tras recibir el alta en el HUCA se fueron de allí «angustiados, rabiados, preocupados», porque en todo momento estaban «seguros» de que le iban a hacer la broncoscopia y con «la sensación de que nadie les hizo caso». «Si en Cangas no llevaron las placas a Oviedo y en Oviedo no le hicieron bien las placas cómo cojones sabían lo que tenía mi hija», ha lamentado.
También ha prestado declaración el pediatra que atendió a la pequeña en el Hospital de Cangas del Narcea y que decidió derivarla al HUCA. El testigo, que está casado con la médica acusada, ha indicado que «tenía síntomas claros de atragantamiento pero no de una aspiración de cuerpo extraño». También ha indicado que sus padres le manifestaron que unas semanas atrás había tenido bronquiolitos y vio en la historia que «había tomado mucolítico pero no se fijó en qué fecha».
El pediatra ha corroborado que la única forma de certificar o no una sospecha por la aspiración de cuerpo extraño es la realización de una broncoscopia. No obstante ha negado en numerosas ocasiones que les hablase a los padres de la pequeña de realizar esta prueba. «Les ofrecí quedarse en observación en Cangas del Narcea porque el riesgo era bastante bajo. Ellos por organización dijeron que preferían irse al HUCA», declaró el pediatra, lo que provocó que el padre de la pequeña pidiese abandonar la sala de vistas «para no aguantar tanta mentira».
En otro momento de su declaración y a preguntas de la acusación particular, el pediatra aseguró «estar acostumbrado a ver a muchos padres con ansiedad familiar», lo que provoca que en ocasiones se les haga caso a sus demandas, Además ha reiterado que la niña presentaba cuadro catarral.
LOS HECHOS
El Ministerio Fiscal sostiene que, sobre las 11.30 horas del 9 de marzo de 2013, la niña de 19 meses, en su casa, cogió una bolsa con palomitas que habían sobrado del día anterior, se metió un grano de maíz en la boca y se atragantó con él. Sus padres, al oírla toser, hicieron que vomitara pero la menor no expulsó ningún cuerpo extraño.
Preocupados, pues observaban que se estaba poniendo morada, la llevaron primeramente a su Centro de Salud y, desde allí, al Hospital de Cangas del Narcea. En este centro sanitario fue examinada por un médico, quien, tras hacer dos radiografías del tórax de la menor, propuso a la familia que la niña se quedara ingresada en observación por la noche para ver su evolución, y repetir las placas al día siguiente. También les informó de que, si la pequeña necesitaba una broncoscopia, habría que enviarla a Oviedo.
Según el Fiscal los padres de la niña optaron por llevarla al HUCA, en Oviedo, donde fue atendida por la acusada. Al día siguiente, tras permanecer en observación y descartarse la broncoscopia, la niña volvió con sus padres a su domicilio. Sin embargo, los padres se sintieron intranquilos porque no veían bien a su hija y los días 11 y 13 de marzo la llevaron al Centro de Salud, donde una doctora la auscultó y constató que seguía hipoventilando.
El 14 de marzo la niña empezó a toser y a tener dificultades para respirar. La madre le hizo el boca a boca y la trasladó al Centro de Salud, donde le practicaron un masaje cardíaco y le inyectaron adrenalina, sin éxito. La niña falleció poco después. La causa de la muerte fue anoxia encefálica por insuficiencia respiratoria aguda, debida a obstrucción mecánica de las vías aéreas por un cuerpo extraño.