Los castros marítimos asturianos vistos desde el aire
Asturias
Los castros marítimos a vista de dron
El Principado presenta un innovador proyecto para la investigación y conservación de este patrimonio con imágenes de drones
10 Dec 2016. Actualizado a las 18:03 h.
Los castros marítimos asturianos a vista de dron. Este es punto de partida de un innovador proyecto presentado por la Viceconsejería de Cultura y Deporte que toma como base el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la investigación, conservación y difusión del patrimonio castreño. El trabajo se desarrollará entre 2017 y 2018. El proyecto ha sido puesto a punto a partir del estudio durante 2016 del Castro Punta´l Castiellu, en Podes (Gozón). El trabajo se desarrollará entre 2017 y 2018.
El viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, acompañado por la directora general de Patrimonio, Otilia Requejo, ha explicado este sábado los principales objetivos de este proyecto que combinará investigación básica y aplicada con unos objetivos muy concretos: la documentación de este conjunto de castros con las más modernas tecnologías; el desarrollo de una metodología innovadora científico-técnica para su estudio e intervención, y la definición de un protocolo de gestión integral de estos espacios arqueológicos.
Los castros, tanto por el número de yacimientos catalogados como por la calidad y riqueza arqueológica de los mismos, constituyen una de las muestras más destacadas del patrimonio asturiano y representan la expresión material del poblamiento en la Edad del Hierro y época romana. De los 260 castros reconocidos hasta la fecha en Asturias, 29 se localizan en la franja costera. Son los denominados Castros Marítimos, cuyo estudio fue abordado hace 20 años por el arqueólogo Jorge Camino Mayor en una obra que constituye un referente bibliográfico sobre esta temática (Los Castros marítimos de Asturias, Oviedo, RIDEA, 1995).
El uso de drones es especialmente eficaz en la fase de documentación de un patrimonio en ocasiones de imposible o difícil acceso. Dada la particular localización de estos enclaves en el borde costero, la acción erosiva del mar y los procesos asociados a la misma ha causado una afección permanente y progresiva a estos espacios arqueológicos.
El proyecto, que lleva por título Castros marítimos asturianos a vista de dron (2017-2018). Las nuevas tecnologías aplicadas a la investigación, conservación y difusión de los castros asturianos, incorpora tecnologías que por su precisión, inmediatez y versatilidad, constituyen una herramienta muy útil para generación de una base documental de referencia de estos yacimientos arqueológicos y que facilitará la planificación, seguimiento, control y gestión de los mismos.
Se emplea tecnología suiza Sensefly, que ha desarrollado aviones de ala fija no tripulados, ultraligeros y dotados de inteligencia artificial y robótica a bordo, tanto para la gestión de su piloto automático, como para la toma de datos con exactitud, eficacia y agilidad. Como resultado, se obtienen fotografías de una calidad hasta ahora inexistente en el estudio de este tipo de patrimonio cultural. Además, se dispone de fotografías verticales georreferenciadas, nubes de puntos en 3D y ortofotografías georreferenciadas y medibles.
En una segunda fase, la documentación generada será analizada e interpretada con criterios geoarqueológicos aplicando una metodología innovadora de investigación y de intervención. Esta metodología ha sido desarrollada a partir de los trabajos realizados en los últimos meses por la Dirección General de Patrimonio Cultural y el Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo en relación con un yacimiento en particular, el castro El Castiellu de Podes, en Gozón.
Una de las conclusiones del trabajo es la necesidad de definir un protocolo de gestión integral de los castros marítimos que implica a diferentes administraciones y organismos en la gestión de estos espacios.
El caso del Castro de Podes
El denominado castro de la Punta´l Castiellu, en la parroquia de San Martín de Podes (Gozón), ha sido utilizado a largo de varios meses por la Dirección General de Patrimonio Cultural como caso práctico para desarrollar la nueva metodología y el protocolo que se ha presentado este sábado, y que suponen un claro avance en la investigación y conservación del singular patrimonio castreño marítimo de Asturias.
Tras diversas inspecciones realizadas a este yacimiento por técnicos de Patrimonio y la propia directora general, Otilia Requejo, se concluye que la actuación no se puede plantear con criterios exclusivamente arqueológicos puesto que la problemática es muy compleja y requiere soluciones interdisciplinares, además de la intervención de las diferentes instancias administrativas implicadas en la gestión de este espacio. A partir de esta evidencia, la Dirección General de Patrimonio solicitó informes a distintos departamentos de la administración del Principado y de la del Estado sobre el procedimiento administrativo (Dirección General de Urbanismo: CUOTA, Demarcación de Costas del Estado), así como otros de naturaleza técnica (Direcciones Generales de Infraestructuras, Calidad Ambiental y Recursos Naturales e Instituto de Prevención y Riesgos Laborales) y técnico-científica (Universidad de Oviedo) para evaluar el estado del yacimiento y planificar las actuaciones encaminadas a su protección.
En concreto, se solicitó asesoramiento técnico a la Dirección General de Infraestructuras y Transporte sobre aspectos relativos a la estabilidad del terreno y a las medidas correctoras precisas. De acuerdo con el informe emitido por esta dirección general, cualquier actuación sobre este castro deberá de tener en cuenta las competencias de cada Administración (local, autonómica y del Estado, a través de la Demarcación de Costas). Las consultas realizadas a la CUOTA ponen de manifiesto la complejidad administrativa de la autorización de cualquier excavación en el espacio del Castro debido a que están implicadas distintas administraciones.
Por otro lado, el castro se localiza en la Zona de Uso General del Paisaje Protegido del Cabo Peñas por lo que cualquier actuación debe contar con la autorización de la Dirección General de Recursos Naturales. Además, las posibles intervenciones en este espacio deberán coordinarse con la Dirección General de Calidad Ambiental al ser de su competencia las actuaciones relacionadas con el cambio climático en la costa asturiana.
Informe Geoarqueológico
En lo que supone una novedad absoluta en la investigación y conservación de los castros marítimos asturianos, se encargó al Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo un estudio diagnóstico de la problemática geológica que afecta al espacio arqueológico del Castro de Podes. Este estudio fue la base de otro posterior en el que se identificaron las zonas de riesgo geoarqueológico.
El riesgo geoarqueológico es una variable que permite caracterizar el grado de amenaza de deterioro de un bien arqueológico en relación con los procesos geológicos naturales, en función de la peligrosidad natural (estimación de la probabilidad de que se produzca un proceso geológico) y la vulnerabilidad (porcentaje de pérdidas esperables en función del grado de exposición a dicho proceso a preservar). Esta información permite establecer pautas de zonificación del yacimiento en función de los niveles de riesgo geoarqueológico existente.
Se trata del desarrollo de una metodología innovadora y pionera en Asturias que ha sido aplicada en el Castro de Gozón por primera vez y que se prevé aplicar al resto de los castros marítimos.
Prevención y riesgos de intervención arqueológica
El informe geoarqueológico realizado por científicos del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo se trasladó al Instituto de Prevención y Riesgos Laborales con el objeto de solicitar formalmente un informe sobre seguridad y salud laboral del yacimiento. El informe descarta la intervención en determinadas zonas pues la movilización del terreno implicaría potenciales graves consecuencias para arqueólogos y trabajadores. Las conclusiones restringen la intervención arqueológica a las zonas identificadas con susceptibilidad cero (en la que la peligrosidad asociada a la erosión marina y fenómenos asociados como la inestabilidad de los acantilados, los argayos, es cero).