Asturia, País Astur o Tierras Astures: la unión de Asturias, León, Zamora y Miranda do Douro
Asturias
El profesor Xosé Lluis García Arias propone la adopción de una terminología común para todos esos territorios
20 Nov 2016. Actualizado a las 11:49 h.
El profesor, investigador y filólogo Xosé Lluis García Arias propone la adopción de una terminología común para Asturias, León, Zamora y Miranda Do Douro (Portugal), las tierras de lo que denomina el Dominio Lingüístico Astur, como primer paso para la forja de una conciencia lingüística y cultural común entre estos territorios. Algunas de su propuestas son Asturia, País Astur o Tierras Astures.
Arias publica un artículo sobre este tema en el último número de la revista Letras Asturianas, presentado en las recientes Xornaes d'Estudiu Estudio de la Academia de la Llingua. El autor ha escrito el trabajo tras su participación este verano en unas jornadas sobre la lengua y la cultura mirandesa en las que ha habido una fuerte presencia asturiana.
Para la creación de una conciencia cultural y lingüística común en los mentados territorios, el autor entiende que lo primero es «encontrar una terminología mínima común en los aspectos que los junten como entidad colectiva. Así sería bueno hablar de Asturia, País Astur o de Tierras Astures, como foco de esa unión que ansiamos», añade.
Propone también hablar de dominio lingüístico astur reservando los términos asturiano, leonés o mirandés solo para las variantes lingüísticas de cada uno de los territorios. Debería irse, según Arias, «a la consecución del término general llingua astur aunque, por el momento, por razones administrativas y sociales, no siempre sea posible que sustituya en la utilización a los de llingua asturiana o llingua mirandesa».
«En resumidas cuentas, haría falta lingüísticamente ir dando paso a un nuevo concepto de asturidad (la identidad de los pueblos ástures) que sobrepase, sin borrar, los conceptos más localistas de asturianidad, leonesidad, mirandesidad o de asturiano, leonés, mirandés», comenta Arias.
Mayor unión escrita
A su vez, apoya el académico impulsar «un posible mayor unión escrita». Reconoce que no sería sencillo, y que «no un es problema que pueda arreglarse sin renunciar, poco a poco, a hábitos muy asumidos de los hablantes más conscientes». Pero, matiza, que habla «no de organizar un tiempo ortográfico constituyente sino de la conveniencia de ir hablando, de ir acercándose a la problemática de una mayor homogeneidad de la escritura, sin resolver por decreto lo que ningún órgano del inexistente poder ástur podría hacer. Ello es posible porque hoy nos encontramos mucho mejor que hace unos años gracias a la mayor profundidad de nuestro conocimiento del dominio lingüístico», comenta.
En la busca de esta identidad común, según Arias, «hace falta ir fijándose en aspectos culturales que configuran también el espacio astur». Así, comenta que «es frecuentísimo ver en la labor de los investigadores ajenos al país una falta de atención a nuestra especificidad cultural. Especialmente soy la ladera occidental del dominio, donde habitualmente tergiversan lo ástur con el galaico o gallego-portugués sin la mínima finura intelectual de hacer ver cuándo los elementos lingüísticos y culturales de ambos mundos coinciden y cuándo tienen una descripción autónoma y diferenciada», considera.
Propone así «que sean muchos más los coloquios y uniones culturales que se organicen para descubrir nuestras convergencias olvidadas por políticas culturales donde lo ástur quiso presentarse como inexistente o como incluido en otras culturas ajenas».
En cambio, reconoce el lingüísta que «las tierras que llamamos ástures ofrecen hoy en sus circunstancias todos los elementos negativos y centrífugos más acusados que hacen difícil cualquier tipo de actuación conjunta». Entre las obstáculos, plantea la separación del dominio en dos estados diferentes (España y Portugal) y en dos comunidades diferentes (Asturias y Castilla y León), además de «la ausencia de órganos administrativos comunes», la «falta de conciencia política común y breves referencias icónicas históricas, culturales y sociales asumidas como propias», la «lengua hablada mantenida en proporciones muy diferentes», o la «ausencia de un estándar común».