Artículo de opinión
06 mar 2017 . Actualizado a las 15:47 h.Sólo una buena salida para el Sporting de su accionariado sería mejor noticia que la expuesta en el titular. Sin embargo, ni una ni otra parece que vayan a llegar mañana, ni pasado porque es fruto de mente y no de la suya. Más bien se va camino del tercer descenso bajo la misma propiedad y sin la percepción de que exista estructura alguna, salvo Mareo. Y es gracias a que el Ayuntamiento de Gijón lo compró en su día para salvar a la SAD de la quiebra y no permitió su posterior recompra para hacer una urbanización.
Lo más probable en estos momentos es que en cuestión de semanas se vuelva a vivir el infierno de la Segunda División y se empiece a construir un nuevo proyecto por completo. Nico Rodríguez y Rubi serán las cabezas de turco para limpiarse las manos y todo volverá a empezar de nuevo, con múltiples jugadores entrando y saliendo de Gijón mientras en la cúspide siguen las mismas personas que sólo dan con la tecla de milagro, acompañados por ex jugadores sin méritos deportivos fuera y dentro del terreno de juego a los que tampoco les afectan los resultados. Paradójicamente, uno de los ex rojiblancos más queridos por la afición como es Mate Bilic no acabó en Mareo, sino en el citado Eibar como ojeador para Serbia, Croacia, Bosnia y Montenegro.
Los armeros han presupuestado siete millones de euros menos en gastos que la SAD asturiana y ya disponen de más del doble de puntos, así como la permanencia asegurada. Aunque si no les gusta Eibar, que no es muy bella, se pueden ir a Vitoria, donde el recién ascendido y finalista de la Copa del Rey también puede superar hoy en el doble de puntos a los sportinguistas, gastando sólo un millón de euros más. Y en último caso, se pueden leer el libro: “El modelo Eibar. Otro fútbol es posible. Historias e ideas sobre liderazgo alternativo”. ¿Os imagináis un libro sobre la gestión del Real Sporting de Gijón?
Para finalizar, sólo una recomendación en caso de descenso, que hagan el proyecto bajo mínimos, pues suele ser la clave del éxito en el camino a Primera División para los Fernández. Con Manolo Preciado se subió contando con David Barral como único delantero centro de su confianza hasta el mercado de invierno, tras no ser capaces de renovar a Congo; y con el Pitu Abelardo, en una temporada en la que directamente se estuvo sin poder fichar por la mala gestión que derivó en una sanción, fue Miguel Ángel Guerrero el único nueve nato con dorsal del primer equipo, Carlos Castro, sin apenas experiencia en Segunda B, lo hacía con el 31 a la espalda como hombre de la cantera en la planificación del verano.