¿Mantendrá la NBA a raya el covid-19 en Orlando?

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Jugadores acostumbrados al lujo chocan con la realidad en su toma de contacto con la burbuja de Disney World

12 jul 2020 . Actualizado a las 21:01 h.

 Los aficionados son el alma de los deportes, antaño también eran la principal fuente de ingresos de los clubes. Ahora, en cambio, los presupuestos de las competiciones profesionales se sostienen sobre los derechos de imagen y los patrocinios. Mandan las televisiones a la hora de cuadrar los presupuestos.

El covid-19 ha vaciado las gradas pero, como en la canción de Fredy Mercury, «show must go on». Y eso también vale para la NBA, que no lo tendrá fácil para blindarse contra el coronavirus en un país que supera de largo los tres millones de contagios y las 130.000 víctimas mortales. Incluso el reacio Donald Trump se ha puesto la mascarilla.

Este fin de semana fueron llegando los clubes a la llamada burbuja de Orlando, al lugar de concentración en el que se completará la temporada. Los partidos arrancarán el 30 de julio. La final comenzará el 30 de septiembre y si se decide en siete duelos acabará a mediados de octubre. Mucho tiempo de encierro, que será menos para los que vayan quedando eliminados.

Greg Popovich, entrenador de los San Antonio Spurs, de 71 años, podría haber desistido de acudir por razón de edad, al superar los 65. Se lo pensó, pero prefirió estar con el equipo: «Desde un punto de vista intelectual y médico, tendría que decir que probablemente no, pero estoy más seguro aquí, si esta burbuja funciona, de lo que estaría en Texas». Alvin Gentry (65 años) y Mike D'Antoni (69), también están en Orlando al frente de los Pelicans y los Rockets.

Más de dos meses de aislamiento

Arrancó un período de más de dos meses de aislamiento sin los lujos que suelen acompañar a los jugadores de la NBA. Y más de uno ya ha hecho patente su descontento con las nuevas rutinas. El primer día Rajon Rondo se quejó del nivel de las habitaciones y Joel Embiid de la comida. JR Smith, que acaba de firmar por los Lakers, fue explícito en las redes: «Uno quiere que un Ferrari corra como un Ferrari porque para eso lo pago y no como un Chrysler, que no he comprado». Lo cierto es que él no paga, cobra.

Está por ver cómo digiere un colectivo acostumbrado al lujo el paso de las jornadas en régimen de encierro y con unas normas severas que para mantener al covid-19 fuera de la llamada burbuja de Orlando, en el complejo de Disney World. Será como un gran campamento de verano con disciplina y sin margen para los caprichos.

Una inversión de 150 millones de dólares para atenuar el golpe

El único método que se ha revelado eficaz para frenar la expansión del covid-19 es el confinamiento, y eso es lo que intentará la NBA con un desembolso de 150 millones de dólares y un solo objetivo: atenuar el golpe económico.

La idea es la misma que aplicó la ACB con la concentración de Valencia. Pero en junio las cifras de contagios en España estaban muy controladas y la competición se restringió a doce equipos durante un par de semanas. El operativo de la NBA incluye 22 colectivos participantes y cada una de las expediciones estará integrada por 35 personas. En total, 770, a las que habrá que sumar una cantidad similar entre otros miembros de la organización y el personal encargado del día a día en el complejo de ocio reconvertido en coto de baloncesto. Y el covid-19 no puede colarse en ese reducto.

Los test PCR se multiplicarán y las medidas de control a cada uno de los presentes en la burbuja serán muy estrictas.

Entre otras, la obligación de llevar la llamada pulsera social, que activa una luz roja en caso de que el usuario esté a menos de dos metros de otra persona. Y si pasados cinco segundos persiste en la cercanía, suena una alarma.